Cuento de hadas.: Malditos recuerdos.

martes, 20 de noviembre de 2012

Malditos recuerdos.

Te recuerdo sin esfuerzo, me vienes a la mente continuamente, y me muero de ganas de decirte que te voy a echar de menos, pero ya es demasiado tarde para esto.

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Quiero pasar esta horrible etapa de mi vida, en la que nada me sale bien, en la que vienen desastres tras desastres.

Pierdo a un compañero que llevaba conmigo desde que tengo memoria, mi familia es un desastre, mi salud, otro desastre...

Y cuando consigo encontrar a alguien que me entiende, a alguien en quien apoyarme, me deja caer.

Porque he confiado en ti como si fueses la única persona existente, y me has despreciado y utilizado. Porque te he entregado lo más importante para mi, y tú no has sabido valorar nada.

Porque aunque no lo creas, me has destrozado por dentro, me has hundido pero bien hundida.

Y encima, tienes la cara de decir que todo ha sido mi culpa, habiendo cometido tú más y peores errores que yo.

Te deseo lo mejor, te lo aseguro, espero que algún día seas feliz y encuentres a alguien especial en tu vida, pero a pesar de ello, pienso que eres una persona despreciable.

Cosas de la vida.

Cuentos

Erase una vez un pequeño jazmín que se sentía la peor y más desdichada flor de todas. Se comparaba con la rosa, y se veía feo, se comparaba con el girasol, y se veía pequeño, y no veía a nadie que pudiese ser peor que él.
Un día apareció por el jardín una joven buscando flores, y a pesar de todas las que veía, ninguna la cautivaba, hasta que llegó al jazmín, y lo escogió a él, porque su aroma envuelve las noches de verano, porque el sabor de su néctar es sumamente dulce, porque sus pétalos son suaves como la brisa.
Y entonces, el jazmín se enamoró de la joven, de su mirada, de su sonrisa, de su perfume de mujer...

Me gustas tú.

Me gustan tus mil maneras de reír, como cuando algo te hace gracia y te ríes a más no poder, con esa risa que es tan contagiosa. O como cuando te ríes sin ganas, que se te ve con la mirada perdida, y tratas de fingir que te ha hecho gracia.

Me gustan tus mil maneras de mirarme, como cuando me acerco demasiado a ti para besarte, y se te iluminan los ojos, y me miras con pasión. Como cuando te despistas, y te quedas mirándome desde lejos, y finalmente me sonríes con cara de bueno.

Me gustan tus caricias, tus mimos, tus palabras de consuelo, ...