Simplicidad.

Las personas tendemos a movernos, a viajar, a visitar sitios, culturas, gente, ...
Caminamos. Reímos. Bebemos. Lloramos. Fumamos. Escuchamos música. Bailamos.
Y todo ello para evadirnos, sin saber lo simple que es todo.
La vida la complicamos nosotros.
Haz lo que debas hacer, lo que quieras hacer, lo que te dicte el cuerpo, porque el tiempo pasa rápido, y la vida se consume igual de rápido que darle una calada a un cigarro.

Tú y tu otro yo.

Apoyada en tu pecho, levanto la vista y te miro.
Aun duermes, y contigo duerme la fiera que llevas dentro.
Sueles elevarme hasta el infinito, haces que toque el cielo con la yema de los dedos, pero a veces salen palabras de tu boca que no parecen tuyas, cambias de personalidad en cuestión de segundos, y me trastocas.

Te conviertes en un verdadero monstruo, en el tipo de persona que yo tanto odio.
Pero luego vuelves en ti, y te das cuenta de tu error, y me arropas entre mil besos pidiendo disculpas, y con ello caigo de nuevo en esa fosa de la cual aun no se como salir., que me tiene presa entre el amor y el odio.

Arrepentimiento.

Me arrepiento de demasiadas osas que han transcurrido a lo largo de mi vida.
De haber ido a aquel lugar a aquella hora, y de haberte conocido. 

Me arrepiento de haberme llevado tan bien desde el principio contigo, de haber quedado tanto contigo, y de haberte cogido tantísimo cariño.
Me arrepiento de aquel primer beso, y de todos los demás que vinieron después. De haberme enamorado de tus manos, de tus ojos intensos, de tus palabras. 
Me arrepiento de aquellas noches de desvelo pensando en ti, y de mis ansias por verte. 
Me arrepiento de haberme dejado llevar por tus manos, y de haberte seguido ciegamente.
Me arrepiento de haberte querido tanto, de haber creído tus besos y tus caricias, y de haberme dormido en tu pecho escuchando los latidos de tu corazón.
Pero a pesar de todo, repetiría todo una, y otra, y otra vez. Porque sin duda, siempre serás mi mejor error.