viernes, 23 de septiembre de 2016

Y seguimos...

¡Y ahora que he empezado no puedo parar!
He estado repasando mi blog...os confieso que hacía mucho que no lo hacía. Es como desenterrar el pasado, y a pesar de estar superado, duele.
Me da pena cambiar las entradas de los laterales del blog. Ahora mismo me parecen ridículas, pero en su día las sentía, y me da pena borrarlo. 
He crecido como persona estos dos años, he madurado, he llorado, he sufrido... pero también he sido feliz, he experimentado lo que es querer de verdad, de una forma más adulta, más madura, con más cabeza, pero con el mismo corazón que hace años.
Me hace gracia, porque cuando vivimos determinados acontecimientos, sentimos que eso es lo peor o lo mejor, que no puede haber algo que supere eso. Como cuando nos rompen el corazón, o como cuando creemos estar enamorados. Luego con los años miramos al pasado y vemos cuán equivocados estábamos, pero es hasta bonito, el ver lo ilusos que éramos... Es bonito ver cómo no desconfiábamos de todo.

La vuelta.

Bueno, dos entradas en un solo día tras dos años sin actividad en el blog quizá es exagerado, pero llevaba tiempo con ganas de retomar el blog, y ya que hace tanto que no escribía, pues me he explayado un poquitín. 
Me planteé cerrarlo para siempre, pensé que era algo demasiado personal para estar abierto al público, es como tener tu casa abierta y que pueda entrar cualquier desconocido, pero finalmente me he decantado por seguirlo. 
Llevo tiempo agobiada, cansada de no poder hablar con nadie, y anoche, tras pasarlo bastante mal dándole vueltas a mis cosas, decidí desahogarme aquí, a pesar de no saber si quiera si alguien lo lee, pero me quedo más tranquila tras haber escrito y dejado publicado todo lo que pienso, lo que me preocupa, lo que me frustra.
En fin, si alguien me lee, os deseo un buen día y me alegro de haber vuelto.

QUERER Y NO PODER.

Odio la sociedad actual.
No digo que no sea la correcta, para otros será perfecta, pero para mi visión de la vida y del amor, es una bazofia.
El querer estar con alguien pero no querer una relación es absurdo. No quiere que te vayas con otros, quiere exclusividad, quiere sexo y caricias, quiere que lo mimes y te preocupes, pero ¡eh! Que no quiere nada serio ni nada comprometido, que anterior a ti ya hubo otra, y está " cansado "de las responsabilidades que implica tener una pareja seria.
Pero claro, luego amenazas con irte y se acojona, no quiere perderte, pero sigue en sus trece, no quiere una relación seria y encima te insinúa que no le entiendes y parece que eres tú la mala.
No deja nada claro sobre el futuro, no sabe ni lo que quiere, y ya ni hablar de preguntar que pasará en el futuro, si las cosas se formalizarán o no.
Odio esto. Antes era fácil... La gente se comprometía, las relaciones eran duraderas y sinceras.
Sí, me diréis que esto tiene fácil solución. Hay mil peces en el mar y habrán muchos que vean las cosas como yo. Pero el problema es que yo quiero ese pez en concreto.
¿Qué hacer cuando encuentras a esa persona que te complementa? Que antes fue tu amigo, tu mayor confidente, pero surgió y ahora estás pillada hasta las trancas.
No puedo escapar. La cabeza y el corazón no siempre se ponen de acuerdo, y puede que sepa que es mejor huir, pero el corazón se aferra a esa felicidad como si no hubiera mañana, y ¿quién es el valiente de luchar contra los sentimientos?

Los tiempos cambian, la gente no.

Hace ya mucho. 
Hace demasiado. 
Mucho tiempo sin escribir, sin escribir con mi sangre.
Sin exprimirme el corazón. 

Las cosas no han cambiado tanto. Sigo siendo una ilusa y una romántica, pero con una persona diferente a la de mi última entrada publicada.
Sigo dándolo todo y más, por gente que quizá no se merecen eso o no harían lo mismo por mi. Sigo teniendo mal ojo, me fijo en hombres que les gusta jugar a juegos en los que sólo ellos participan, hombres que no demuestran lo que sienten (si es que sienten algo).
Sigo siendo una soñadora, que vive en las nubes, y luego cae de cara y sin paracaídas al duro y frío suelo.
Siguen doliendo las derrotas, igual o más que antes, pero ya no me pillan de improvisto, me las espero desde el principio.
Supongo que la vida es así. Los años pasan, pero nosotros no. Y hay cosas que jamás aprendemos. Pero la sonrisa debe ser igual de fuerte, y las ganas de reírse también.