Y de pronto abres los ojos y lo ves todo claro.
Te das cuenta de que los malos de tu película no eran tan malos, y que realmente los supuestos buenos eran los causantes de las desgracias.
A veces, por intentar compadecernos de nosotros mismos, le echamos la culpa al mundo, pero no, nosotros somos quienes nos equivocamos, y quienes creamos la historia de nuestra vida.
Mi historia es un caos, y es por mi, y solo por mi, y mi cuento de hadas se hundió lentamente en un océano negro por mi, por mi culpa, por pensar que todo lo que yo hacía estaba bien, y que mi "príncipe azul" era un desastre.
A veces las cosas no son tan malas como parecen. A veces intentamos buscar la perfección en los momentos y en las personas, y eso es imposible, y por eso, por esa razón tan estúpida, nunca nada sale bien, porque la perfección no existe, pero las personas llegamos a ser tan egocéntricas que pensamos que todo nuestro alrededor se equivoca, y nosotros no, y no nos damos cuenta de que nosotros mismos posiblemente seamos los que más nos equivocamos de nuestro entorno.
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