sábado, 15 de septiembre de 2012

Nunca digas siempre.

A veces confiamos tanto tanto en una persona que le entregamos todo, hasta nuestro mañana, sin pensar si quiera si ese mañana será a su lado o no.
Nos precipitamos al pensar que es el amor de nuestra vida, nuestra media naranja.
Nos prometen la luna, nos prometen amarnos hasta el fin de los días, pero eso jamás será posible, porque nunca sabes cuando, ese amor, puede terminar. En un momento de locura puedes pensar que es el definitivo pero, ¿y si no lo es? Le has entregado todo, y te has quedado tú sin nada.

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